
El matrimonio formado por estos dos personajes no pasa por un buen momento pero tienen que trasladarse a la mansión familiar, para celebrar el cumpleaños del abuelo de la familia, el padre de Brick, que está al borde de la muerte por causa de una enfermedad. Lo que empieza siendo una celebración, termina en graves discusiones sobre la familia, el amor y la hipocresía, por culpa de sus diferencias y también por culpa de las abundantes posesiones del opulento padre.
El guión es simplemente brillante, los diálogos son profundos y están cargados de emoción y sentimientos, te metes tan de lleno en la película que se figuran cortos los 108 minutos que dura.