domingo, 13 de octubre de 2013

NOVELA CORAL

Leyendo Dos días de septiembre viajamos  hasta el Jerez de 1960, dónde encontraremos a ricos muy ricos, pobres míseros y una clase media sometida a los caprichos  de los caciques. A pesar del tiempo transcurrido, todavía planea el fantasma de la guerra civil.
Comienza presentando personajes y situaciones sin conexión aparente para ampliar el campo de forma progresiva, mostrando vínculos, circunstancias personales o hechos del pasado que han marcado la forma de ser de cada uno. En lugar de darlo todo hecho, obliga a elaborar el conjunto a partir de los datos que aporta y a relacionarlos unos con otros a medida que vamos leyendo. Aunque en la segunda mitad profundiza más en algunos personajes, no hay  un protagonista. Apenas pasa nada. Lo que importa no es la acción sino la situación. Se refleja la vida cotidiana del pueblo, costumbres, y  la presencia constante del vino, elemento siempre presente en la relación entre las personas, las cosas y el paisaje.
Comienza el libro con Lucas y Joaquín, robando uvas en la viña por la noche para mitigar el hambre que pasan; suenan disparos desde el Bienteveo y Lucas y Joaquín huyen. Ambos viven en una extrema pobreza, sin ocupación conocida; Miguel les ayuda a encontrarla y, al final de la obra Joaquín tendrá un inesperado final.
Cuando lo contrataban, Joaquín también cantaba pero, últimamente, no podía, debido a su estado de salud, agravado por el elevado consumo de alcohol, consumo que le reprochaba constantemente Lola, la mujer con la que vivía.
Estos tres personajes constituyen el eje del grupo social de los trabajadores, sumidos en la mayor de las miserias.
Por otro lado, aparece el gran grupo de la burguesía, que mantiene a los trabajadores sometidos y sin los derechos que les corresponden; lo forman Don Gabriel Varela, propietario  de Monterrodilla; Don Andrés, propietario de la viña “Las Talegas”, quien se siente mal porque la hacienda le proporciona mucho dinero sin hacer nada y, para acallar su conciencia, manda llamar a Marcelo Ayuso, tendero, para que se encargue de comprar un manto a la Verónica y ofrecer una comida a los pobres del pueblo; por último, la tercera pareja de este grupo lo constituyen los amigos Perico Montaña -gerente de la hacienda "Valdecañizo"- y Miguel, un huérfano a quien su familia había dilapidado la fortuna que le dejaron sus padres en herencia; por lo tanto, debe trabajar para ganarse el sueldo y no se siente satisfecho con su vida, regida en su totalidad por su exagerada afición al vino. En conclusión novela que al principio cuesta leerla pero cuando lo has conseguido te produce satisfacción  literaria.

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